domingo, 13 de abril de 2008

La historia del Ejército Mexicano

….“La historia del Ejército Mexicano es también, la del País, de sus luchas, de sus empeños por reconquistar su Patria, afianzar la independencia, salvaguardar su libertad y erigir un camino autónomo de vida.

Revisar el proceso de evolución de nuestras Fuerzas Armadas hasta llegar a su actual condición, es comprender el papel que les ha tocado desempeñar en el cumplimiento de nuestros objetivos y aspiraciones colectivas.”…..


Siempre se dice que el pueblo mexicano esta aun en formación, pues bien es un hecho indiscutible que entre nosotros el proceso de evolución de sangre continúa su perfeccionamiento de un modo incesante y acelerado, formándose también evolutivamente nuestro tipo psicológico nacional.
Somos un pueblo en germinación, más bien que un pueblo nuevo.
No poseemos aún un tipo nacional.


A menudo hemos querido representar la patria como una virgen india.
Pero el mexicano no es indio, tampoco es español, a pesar de que en el ayate lleva rosas de Castilla.


Luego que nuestra disposición étnica se dirige hacia un pueblo fundado en el cálido consorcio de ambas sangres, ya que México tiene un ancestral prestigio, el español y el indígena, que lo ha llevado a una conciencia de su personalidad, de su nacionalidad, como un águila de dos cabezas, la india y la española; es un mestizaje volátil que se sublima.


México es español e indio, inseparablemente indio y español, y el que logra canalizar en una sola corriente su sangre será el auténtico mexicano.


Por lo tanto floreceremos como un pueblo que habrá heredado de sus progenitores las virtudes y los defectos, no en su pureza primitiva, sino modificados más o menos profundamente por el medio social, por el clima histórico, en ese vaivén incesante de acciones y reacciones mutuas, originándose purificaciones progresivas y mejorías continuas cada vez más permanentes.


El militarismo [1] desde sus orígenes ha influido notablemente en la vida
del mexicano, entraremos por lo tanto a él, si no con un riguroso examen, sí al menos con un método en el manejo de imágenes, los hechos y de las ideas.


A lo largo de la historia de este país, el pueblo mexicano siempre ha acudido a las armas cuando ha sido necesario asegurar la defensa de su autonomía y de sus derechos, amenazada en ocasiones por las presiones externas y en otras por la agresión de enemigos internos.


En cualquier etapa crucial de nuestro pasado que se estudie, siempre esta presenta la figura de un Ejército.


La única fuerza organizada y determinante desde el punto de vista del poder ha sido el núcleo militar.


Aun en este momento cuando se entona el Himno Nacional ya asumimos que estamos listos para dar el Grito de Guerra.


Fuera de la Constitución de Apatzingán, en todas nuestras otras cartas constitucionales ha obrado constantemente el militarismo.


Dentro de la organización militar existe una adhesión personal entre la tropa y los oficiales, entre éstos y los jefes, entre los últimos y los generales y al final, éstos se ligan con lazos puramente personales con el presidente de la república.


Esto da origen al gobierno de caudillaje.


El caudillo generalmente ha sido un latifundista, ha tenido poderes más amplios que cualquier monarca, y en cambio casi no ha tenido responsabilidades.


Esto es un hecho que debemos aceptar si tenemos el honesto propósito de reformar nuestra mentalidad de ciudadanos y discernir el pasado sin perjuicios políticos, pues cuando el partidarismo hace bandera en la historia aparece en ella la alabanza o la mentira.


Para poder comprender los motivos de la serie de revoluciones tan largas que se suceden una tras otra que dan la impresión que nuestra vida independiente ha sido una constante solo ininterrumpida en contados ocasiones que le dan al país un logro de progreso.


Hemos tenido de todo tipo de: Golpes de Estado, asonadas y pronunciamientos, los orígenes del caudillismo y más tarde del militarismo que permite que sólo contra un caudillo se levante otro caudillo, y contra un militar otro militar, es necesario buscarlas en la constitución elemental de nuestros orígenes, donde encontramos ya constituidos o en estado virtual los caracteres fundamentales de la psicología política mexicana.


Poseemos ya un sugerente pasado, que ha acumulado buen número de hechos de los cuales podemos sacar verdaderas constancias históricas.
Si estudiamos el militarismo en México, asistiremos a la constitución real de nuestra historia.


Actualmente el Ejército actual es una institución democrática, abierta sin distinciones a la libre concurrencia de los mexicanos que tienen la vocación del servicio por las armas; a su carácter institucional confía el pueblo y la defensa del orden legal, la paz interior y la salvaguarda de la soberanía.

Las Fuerzas Armadas son parte del pueblo. Participan en sus afanes de justicia, mantienen el culto a los símbolos nacionales, son baluarte de los principios humanistas y son también gestores de desarrollo y fraternal apoyo de la sociedad en momentos de desastre.


Este es el Ejército de México, una expresión del pueblo y símbolo de patriotismo.

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